Carlos sainz compite de nuevo en los circuitos scalextric
Cuatro nuevos coches de Scalextric, con el Seat 1430 de Carlos Sainz, para vivir la emoción de los rallyes en casa
El catorcetreinta de Carlos Sainz, el robusto
R4L, el Ford Escort de Chus Puras y el errecinco que marcó una época: cuatro
bólidos que lo han dado todo en el mundo de los rallyes llegan ahora a los
circuitos de casa gracias a los cuatro nuevos coches que presenta Scalextric.
SEAT
1430 “Sainz”
El catorcetreinta, el hermano malote del 124,
fue uno de los modelos más populares de SEAT en la década de 1970 y principios
de la siguiente. En la calle era una berlina destacada para los estándares de
la época; en los rallyes, una seria amenaza para coches más potentes,
evolucionados y fiables. Los FU, siglas que acompañaban a las versiones más
deportivas, eran palabras mayores para jóvenes que intentaban abrirse paso en
la alta competición. Como Carlos Sainz. El piloto madrileño, que en aquella
época competía habitualmente con un Renault 5 o con un SEAT Panda, tuvo la
oportunidad de conducir por primera y única vez en su trayectoria el 1430 FU.
Fue en el Rallye de Santa Teresa de 1982. Se trataba de un coche alquilado
expresamente para esa carrera y que contaba con un motor de 16 válvulas, algo
poco frecuente hasta entonces, especialmente en un SEAT.
A sus escasos 20 años, Sainz ya atraía la
atención del mundo del motor, que lo señalaba como una estrella incipiente.
Acompañado de Juanjo Lacalle como copiloto, su inicio en el Santa Teresa fue
demoledor: dominó los dos primeros tramos con facilidad, con una conducción
asombrosamente segura para su edad y su escaso conocimiento de las reacciones
del coche. En el tercer tramo, sin embargo, una avería le obligó a abandonar.
Pero el trabajo ya estaba hecho. Los escépticos se habían convencido de que el
chico tenía un talento especial.
Renault 4L “East African Safari”
Durante algunas décadas fue habitual que los
fabricantes generalistas participaran en rallyes o competiciones extremas con
modelos prácticamente de serie. El objetivo era demostrar la robustez de sus
mecánicas y del resto de componentes, en un intento de conseguir un prestigio
que en muchos casos era recompensado con éxitos de ventas. El Renault 4L fue
uno de esos modelos. En la hoja de servicios del pequeño francés figuran
cientos de miles de kilómetros al límite, recorridos sobre todo tipo de
superficies y condiciones atmosféricas. Una de sus experiencias más destacadas
se produjo en el rally East African Safari —actualmente conocido como Rally
Safari— de 1962.
En aquella ocasión, el R4L pilotado por Claude
Le Guézec y con Bernard Constein en el asiento de al lado, consiguió un
meritorio quinto puesto en un recorrido por Uganda, Tanzania y Kenia. Fueron
más de 5.000
kilómetros sobre tierra y barro, corriendo a nivel del
mar y llegando, al día siguiente, a alta montaña. Unas condiciones infernales
que no impidieron que el modesto Renault terminara la prueba delante de coches
mucho más potentes y, en teoría, preparados para el infierno africano.
Ford
Escort RS Cosworth “J. Puras - Montecarlo”
La historia de los rallyes en España no se
entiende sin Chus Puras. El cántabro, campeón de España de Rallyes en ocho
ocasiones es, junto a Carlos Sainz y Dani Sordo, uno de los pocos españoles que
ha ganado alguna prueba del Campeonato Mundial. Este modelo corresponde
precisamente al utilizado en el Rallye de Montecarlo de 1994, en el que
participó encuadrado en el grupo N con este Ford Escort con el patrocinio
principal de Cepsa, y en el que terminó en una destacada novena posición.
Montecarlo solamente fue el prólogo de un año
triunfal para Puras. El rey del asfalto, acompañado por Álex Romaní, se
acabaría proclamando esa temporada campeón del mundo del grupo N. Lo consiguió
gracias a sus privilegiadas manos y a la potencia del Escort equipado con motor
Cosworth, uno de los más brutales de la época y que acompañaba siempre a los
prototipos más potentes de Ford.
Renault
5 Turbo “Primer rally 1979”
El culogordo es uno de los modelos icónicos de
la historia del automóvil. Durante la década de 1970, la división de
competición de Renault trabajó duramente para crear un coche que pudiera
plantar cara al terrorífico Lancia Stratos, uno de los dominadores de la época.
Después de numerosas pruebas y cambios en el proyecto, el fabricante francés
decidió conservar únicamente una parte de la carrocería de su modelo estrella,
el R5, y desarrollar separadamente buena parte del resto de componentes. Así nació
el Turbo, con un motor central y propulsión, en lugar del motor delantero y
tracción del modelo de calle. Este cambio de concepto se vio acompañado de una
sobrealimentación salvaje y de unos enormes pasos de rueda posteriores, que
otorgaban al presunto cinquillo un carácter robusto y amenazador.
La régie Renault confió en un hombre de la
casa, Guy Frequelin, el debut del modelo en el Giro d’Italia de 1979, que es el
modelo que reproducimos. Con el patrocinio principal de Elf y Calberson,
Frequelin tuvo que abandonar en la primera cita, pero mostró al mundo un bólido
que estaba destinado a ser uno de los preferidos de aficionados y profesionales
del motor.
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